La primavera y el sistema nervioso: cómo adaptarnos al cambio de estación

El cambio de estación influye en nuestro organismo, no solo a nivel físico, sino también en nuestra neurobiología y estado emocional. La transición del invierno a la primavera representa un reajuste significativo que puede afectar el bienestar mental y la regulación del sistema nervioso. Estudios recientes en neurociencia y cronobiología han demostrado que las variaciones estacionales en la luz y la temperatura modifican la actividad cerebral y los niveles de neurotransmisores, con efectos directos en el estado de ánimo y en la respuesta al estrés.

Luz, ritmo circadiano y neurotransmisores

Uno de los factores clave en la adaptación estacional es el aumento progresivo de la luz solar, que influye directamente en el ritmo circadiano y en la producción de melatonina. La melatonina, hormona reguladora del sueño y los ritmos biológicos, disminuye a medida que los días se alargan, lo que genera una mayor activación fisiológica. A la vez, se incrementa la disponibilidad de serotonina, un neurotransmisor vinculado con el bienestar y la regulación emocional.

Sin embargo, cada persona responde de manera diferente a estos cambios. Algunas experimentan un aumento de energía y un estado de ánimo más positivo, mientras que otras pueden sentir ansiedad, irritabilidad o dificultades para dormir. Esto se debe a que la adaptación del sistema nervioso a los cambios ambientales depende de múltiples factores individuales, como la regulación de la dopamina y el equilibrio entre el sistema nervioso simpático y parasimpático.

La primavera como un "estrés adaptativo"

Desde una perspectiva neurofisiológica, el cambio de estación puede considerarse un estrés adaptativo, es decir, una situación que exige al sistema nervioso una reorganización para mantener el equilibrio interno. La mayor exposición a la luz y el aumento de la temperatura estimulan el sistema nervioso simpático, encargado de la activación del organismo.

Si este proceso ocurre de forma progresiva y equilibrada, el cuerpo y la mente se benefician. En cambio, si la transición es demasiado rápida o intensa, pueden aparecer síntomas de desequilibrio. Estudios han demostrado que los cambios estacionales pueden influir en la susceptibilidad a trastornos afectivos estacionales (TAE), alteraciones del sueño y variaciones en los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

Estrategias para una adaptación neurobiológica saludable

No se trata de forzar la adaptación del cuerpo, sino de acompañarlo en este proceso de manera progresiva. Algunas estrategias respaldadas por la ciencia incluyen:

  • Ritmo luz-oscuridad y sueño: Exponerse a la luz natural por la mañana ayuda a regular el ritmo circadiano, equilibrando la producción de serotonina y melatonina.

  • Equilibrio del sistema nervioso autónomo: La interacción entre el sistema nervioso simpático (activación) y parasimpático (relajación) influye en la capacidad de adaptación. Si sientes agitación o nerviosismo en esta época del año, ralentizar la respiración y alargar la exhalación puede ayudarte a recuperar el equilibrio. También el movimiento fluido y consciente (como caminar sin prisa, practicar estiramientos suaves o técnicas somáticas) facilita la integración del cambio estacional.

  • Calidad del sueño y desconexión digital: El cambio de estación puede afectar la calidad del descanso, pero algunas rutinas pueden ayudar a regular el sistema nervioso. Evitar mirar el teléfono justo al despertar es una de ellas.
    Muchas personas inician el día revisando notificaciones o desplazándose sin rumbo en redes sociales, lo que puede llevar a una hiperactivación (sobrecarga de estímulos) o, por el contrario, a una disociación (estado de trance digital pasivo). Retrasar el primer contacto con el móvil favorece una transición más natural entre el sueño y la vigilia, facilita el recuerdo de los sueños y permite establecer una intención para el día antes de levantarse.

  • Nutrición y sistema nervioso: La relación entre el intestino y el cerebro está ampliamente documentada. Alimentos ricos en triptófano (como semillas, frutos secos y legumbres) favorecen la síntesis de serotonina. También es recomendable mantener horarios regulares de comida para favorecer la estabilidad neuroendocrina.

Apoyos naturales para la transición:

🔹 Terapias suaves para sostener el sistema nervioso – Durante los cambios de estación, técnicas terapéuticas suaves como la Biodinámica Craneosacral pueden ofrecer un valioso apoyo. Esta terapia, basada en la escucha profunda del cuerpo y la regulación del sistema nervioso autónomo, ayuda a restablecer el equilibrio neurobiológico favoreciendo la adaptación fisiológica y emocional ante el cambio. Se trata de un enfoque integrador y respetuoso que facilita atravesar las transiciones estacionales de forma más armoniosa, modulando la respuesta del organismo frente al estrés y aumentando la vitalidad natural. [👉 Más sobre Biodinámica Craneosacral aquí]

🔹 Walnut, la flor de los cambios – En la terapia floral de Bach, Walnut es el remedio indicado para cualquier transición, ya sea un cambio de estación, un nuevo ciclo vital o un reajuste emocional. Si quieres profundizar más sobre sus propiedades y aplicaciones, puedes leer más en este artículo.

🔹 Suplementos y fitoterapia – El magnesio, los adaptógenos y algunos extractos naturales pueden ser útiles, pero siempre deben formar parte de un plan terapéutico personalizado bajo asesoramiento profesional.

Adaptarse sin forzar: cada ritmo es único

No todas las primaveras son iguales, ni todas las personas viven esta fase de la misma manera. Para algunas, es un momento de energía y renovación; para otras, un periodo de reajuste que requiere más tiempo. Escuchar el propio cuerpo y respetar su ritmo, en lugar de forzar una adaptación inmediata, es la clave para una transición sin estrés.

Si deseas profundizar más en estos temas o recibir un acompañamiento personalizado para adaptarte mejor a los cambios estacionales, puedes ponerte en contacto conmigo. Estaré encantada de acompañarte.


Referencias bibliográficas y otras lecturas:

Modzelewski S, Naumowicz M, Suprunowicz M, Oracz AJ, Waszkiewicz N. The Impact of Seasonality on Mental Health Disorders: A Narrative Review and Extension of the Immunoseasonal Theory. J Clin Med. 2025 Feb 9;14(4):1119. doi: 10.3390/jcm14041119. PMID: 40004649; PMCID: PMC11856923.

Winthorst WH, Bos EH, Roest AM, de Jonge P (2020) Seasonality of mood and affect in a large general population sample. PLOS ONE 15(9): e0239033. doi: 10.1371/journal.pone.0239033

Zhang, R., Volkow, N.D. Seasonality of brain function: role in psychiatric disorders. Transl Psychiatry 13, 65 (2023). https://doi.org/10.1038/s41398-023-02365-x

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